Se debe empezar poco e ir aumentando la duración y la intensidad de la marcha durante sucesivas sesiones espaciadas en varias semanas. Al principio diez minutos en días alternos, hasta llegar a hacerlo, por lo menos, 20 minutos tres veces por semana. Se debe andar con la cabeza recta mirando de frente, con un balanceo de brazos, de forma ligera, aeróbica, con la suficiente rapidez sin aliento, aunque siempre se debe poder hablar con un acompañante
Es entonces
cuando se realiza ejercicio aeróbico, con el consiguiente cardiovascular, al
fortalecer el corazón y contribuir a una mejor preparación física general.
Del paso al trote.- Si el individuo quiere adentrarse en la carrera o jogging también debe hacerlo de forma pausada y no olvidarse de los ejercicios de calentamiento antes de empezar y de recuperación al terminar. Conviene empezar por tres sesiones de 15 minutos en las que se alterne tres minutos andando con dos de carrera fácil. Más adelante, ir ampliando los minutos de carrera y rebajando los dedicados a la marcha para en sucesivas semanas (a partir del mes), ampliar el tiempo de las sesiones a 20,25 y 30 minutos, así como la velocidad a la que corre . En ningún caso se debe frenar de golpe sino pasar de la carrera larga al trote hasta el paso normal.
La actividad física continuada repercute en el corazón de forma muy saludable: cuando este órgano está entrenado, aumenta su capacidad de bombear sangre con una consiguiente reducción del número de pulsaciones y un menor esfuerzo. Así, la carrera, y en menor medida otra actividad como el footing, la marcha o caminata, ensancha los vasos sanguíneos que ya existen, abre otros nuevos y hace que los riesgos de infarto se reduzcan, ya que riego sanguíneo se amplía y el oxígeno puede llegar no sólo por una vía, sino por dos. Y esto ocurre no sólo en los vasos del corazón, sino también entre éstos y las arterias bronquiales. Además, ambas actividades físicas, ayudan a prevenir los niveles altos de colesterol, la hipertensión arterial, la depresión y la diabetes. Pero además de sentirse bien por dentro, un paseo ayuda a sentirse mejor por fuera.
Cualquiera hora es buena: por la mañana ayuda a evitar tensiones, a mediodía relaja del estrés y por la tarde elimina el cansancio.
Del paso al trote.- Si el individuo quiere adentrarse en la carrera o jogging también debe hacerlo de forma pausada y no olvidarse de los ejercicios de calentamiento antes de empezar y de recuperación al terminar. Conviene empezar por tres sesiones de 15 minutos en las que se alterne tres minutos andando con dos de carrera fácil. Más adelante, ir ampliando los minutos de carrera y rebajando los dedicados a la marcha para en sucesivas semanas (a partir del mes), ampliar el tiempo de las sesiones a 20,25 y 30 minutos, así como la velocidad a la que corre . En ningún caso se debe frenar de golpe sino pasar de la carrera larga al trote hasta el paso normal.
La actividad física continuada repercute en el corazón de forma muy saludable: cuando este órgano está entrenado, aumenta su capacidad de bombear sangre con una consiguiente reducción del número de pulsaciones y un menor esfuerzo. Así, la carrera, y en menor medida otra actividad como el footing, la marcha o caminata, ensancha los vasos sanguíneos que ya existen, abre otros nuevos y hace que los riesgos de infarto se reduzcan, ya que riego sanguíneo se amplía y el oxígeno puede llegar no sólo por una vía, sino por dos. Y esto ocurre no sólo en los vasos del corazón, sino también entre éstos y las arterias bronquiales. Además, ambas actividades físicas, ayudan a prevenir los niveles altos de colesterol, la hipertensión arterial, la depresión y la diabetes. Pero además de sentirse bien por dentro, un paseo ayuda a sentirse mejor por fuera.
Cualquiera hora es buena: por la mañana ayuda a evitar tensiones, a mediodía relaja del estrés y por la tarde elimina el cansancio.
EN FAMILIA
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Para que el footing se convierta en un
hábito es importante elegir un lugar tranquilo y agradable donde el ritmo pueda
ser uniforme. Lo ideal: un espacio verde, un parque o un bulevar ajardinado.
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La compañía es siempre estimulante y lo ideal
sería inculcar esta sana costumbre a los niños desde la infancia. Para ellos
hay que buscar recorridos muy atractivos o aprovechar el fin de semana para
hacer caminatas forestales, solos o con organizaciones especializadas.
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Si se va solo, la música suele ser un
entretenimiento. Pero, atención a los cruces proo si no se oyen los claxon.
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Si se corre en carretera, se debe usar
ropa reflectante para ser visto. Y si transcurre por curvas pronunciadas, es
conveniente alternar la dirección en la que corre para evitar que se fatigue un
solo lado del cuerpo.
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